En los últimos años, el mercado inmobiliario español ha experimentado una transformación que ha dejado a muchos ciudadanos con la sensación de que la vivienda se ha convertido en un lujo inalcanzable. Las políticas públicas, la intervención estatal y la permisividad con la ocupación ilegal han contribuido a esta situación, generando un escenario en el que la oferta es escasa; la demanda es excesiva, debido a la inmigración masiva y descontrolada; y, como consecuencia de lo anterior, los precios resultan inalcanzables para una clase media/baja que ya es más baja que media.
• Precios desorbitados y escasa oferta
Según datos de Idealista, en septiembre de 2025, el precio medio por metro cuadrado en España alcanzó los 2.517 euros, lo que representa un incremento del 15,3% respecto al año anterior. Este aumento se debe en parte, como ya hemos mencionado, a la escasa oferta de viviendas, que ha llevado a que muchas personas se vean obligadas a alquilar o comprar propiedades a precios elevados.
Además, aunque el número total de viviendas en España ha aumentado, la construcción de nuevas viviendas ha sido insuficiente para cubrir la demanda. En 2024, se construyeron 127.000 viviendas nuevas, una cifra que, aunque representa un incremento respecto a años anteriores, sigue siendo insuficiente para hacer frente al déficit habitacional existente. Es preciso destacar que en la última década ha aumentado en España casi en tres millones la población, debido a la inmigración descontrolada auspiciada desde Europa, lo que implica, evidentemente, mayor necesidad de viviendas.
• La ocupación ilegal y la permisividad institucional
Otro factor que agrava la situación es la ocupación ilegal de viviendas. En 2024, se registraron 16.426 casos de ocupación ilegal en España, lo que representa un aumento del 7% respecto al año anterior. Este fenómeno ha generado preocupación entre los propietarios y ha contribuido a la inseguridad jurídica en el mercado inmobiliario. Es obvio que el mercado de alquiler de vivienda se ha visto gravemente afectado por este asunto.
La respuesta institucional ha sido, en muchos casos, insuficiente. La lentitud en los procesos judiciales y la falta de medidas efectivas para proteger la propiedad privada han generado desconfianza entre los ciudadanos y han desincentivado la inversión en el sector inmobiliario.
• Promesas incumplidas y falta de vivienda pública
A pesar de las promesas del gobierno actual, la construcción de vivienda pública ha sido escasa. En 2024, se construyeron 14.371 viviendas de protección oficial, una cifra que representa solo una pequeña parte de las necesidades habitacionales del país. Esta falta de inversión pública ha dejado a muchas personas sin opciones asequibles en el mercado.
• Un Gobierno que no respeta la propiedad privada
Es indiscutible que uno de los grandes problemas de este país es el gobierno socialcomunista actual. De sobra es conocida su obsesión desenfrenada por intervenir el libre mercado y, más allá, la vida privada de empresas y personas. Su fijación en contra de la libertad individual —también colectiva —ha llevado casi a la quiebra de España y, desde luego, no de pocas empresas y familias.
El intervencionismo como solución a todos los problemas es una máxima, sin duda, de las políticas dictatoriales típicas de Cuba, Venezuela y, ahora también, de España. Esta actitud desemboca siempre e irremediablemente, en la destrucción de oportunidades, ya sea respecto de la posibilidad de obtención de una vivienda, como de cualquier otro tema político/económico y, por supuesto, de negocio libre.
• Desconocimiento del funcionamiento del libre mercado por parte del Gobierno socialcomunista
A veces me cuesta entender cómo se puede afirmar, como lo hace la ministra de vivienda Isabel Rodríguez, que “la vivienda no puede entenderse en términos exclusivos de mercado”. Y más aún cuando añade que “el mercado libre no es la solución cuando hablamos de una necesidad básica. Se precisa la intervención”. Lo dice con una seguridad que me hace pensar que quizá no comprenda del todo cómo funciona el libre mercado. Se trata de pensamientos a la altura de Hugo Chávez.
Porque si algo está claro, es que la liberalización —incluso de bienes esenciales— fomenta la competencia, y eso se traduce siempre en precios más accesibles. En cambio, lo que hemos vivido en España es justo lo contrario: una escalada de precios provocada, en gran parte, por la intervención constante del Estado y otras administraciones.
En definitiva, la situación actual del mercado inmobiliario en España refleja una combinación de factores que han llevado a que la vivienda se convierta en un lujo para pocos. La escasa oferta, los precios elevados, la ocupación ilegal y la falta de políticas efectivas han contribuido a esta realidad. Es necesario un cambio en las políticas públicas que fomente la construcción de viviendas asequibles, proteja la propiedad privada y garantice el acceso a la vivienda para todos los ciudadanos. Solo de este modo será posible revertir la actual tendencia y garantizar que la vivienda deje de ser un lujo para convertirse en un derecho accesible para todos.
El único camino, por tanto, sigue siendo el respeto al libre mercado y la protección de la propiedad privada por encima de cualquier otra consideración.
La vivienda en España: ¿un lujo para pocos?
Publicado el 27/10/2025
Autor: Luis Molina Aguirre
🗨️ Comentarios
Adrián Salvatierra - 31/10/25:
El artículo acierta de lleno al señalar el principal origen del problema: la excesiva intervención del Estado en el mercado inmobiliario. Durante años, los distintos gobiernos han intentado “arreglar” el acceso a la vivienda imponiendo controles, trabas y normativas que solo han conseguido frenar la iniciativa privada. La consecuencia es evidente: menos oferta, más inseguridad para los propietarios y, por tanto, precios más altos para todos.
La vivienda no se abarata limitando el mercado ni castigando a quien invierte. Se abarata permitiendo construir, reduciendo burocracia, garantizando seguridad jurídica y dejando que la competencia funcione. El intervencionismo —ya sea mediante topes al alquiler, impuestos desmedidos o leyes que amparan la ocupación— no ha protegido a nadie, salvo a quienes se aprovechan del sistema.
La inacción frente a la ocupación ilegal es otro reflejo de esta política equivocada. Si el Estado no defiende la propiedad privada, destruye la confianza de quienes podrían dinamizar el mercado. Y sin confianza no hay inversión, sin inversión no hay oferta, y sin oferta los precios seguirán subiendo.
No se trata de negar la necesidad de vivienda asequible, sino de entender que solo un mercado libre y competitivo puede ofrecerla de forma sostenible. Los gobiernos deberían centrarse en facilitar, no en intervenir; en proteger derechos, no en manipularlos. Hasta que no se entienda esto, seguiremos repitiendo los mismos errores: más ideología, menos vivienda.
El artículo acierta de lleno al señalar el principal origen del problema: la excesiva intervención del Estado en el mercado inmobiliario. Durante años, los distintos gobiernos han intentado “arreglar” el acceso a la vivienda imponiendo controles, trabas y normativas que solo han conseguido frenar la iniciativa privada. La consecuencia es evidente: menos oferta, más inseguridad para los propietarios y, por tanto, precios más altos para todos.
La vivienda no se abarata limitando el mercado ni castigando a quien invierte. Se abarata permitiendo construir, reduciendo burocracia, garantizando seguridad jurídica y dejando que la competencia funcione. El intervencionismo —ya sea mediante topes al alquiler, impuestos desmedidos o leyes que amparan la ocupación— no ha protegido a nadie, salvo a quienes se aprovechan del sistema.
La inacción frente a la ocupación ilegal es otro reflejo de esta política equivocada. Si el Estado no defiende la propiedad privada, destruye la confianza de quienes podrían dinamizar el mercado. Y sin confianza no hay inversión, sin inversión no hay oferta, y sin oferta los precios seguirán subiendo.
No se trata de negar la necesidad de vivienda asequible, sino de entender que solo un mercado libre y competitivo puede ofrecerla de forma sostenible. Los gobiernos deberían centrarse en facilitar, no en intervenir; en proteger derechos, no en manipularlos. Hasta que no se entienda esto, seguiremos repitiendo los mismos errores: más ideología, menos vivienda.
💬 Deja tu comentario
Luis Molina Aguirre
Luis Molina (Madrid, 1974) es escritor y analista de software. Fue militar y escolta privado. Es autor de novelas, relatos y poesía, aborda la intriga, el terror, la fantasía y la historia con un estilo ágil y propio mezclando misterio, emoción y reflexión.
Luis es socio fundador de "Una mirada liberal"
En Alemania, la vivienda suele ser más estable y regulada, aunque los precios en ciudades grandes son altos y cada vez suben más. En España los alquileres son altos y la escasez es evidente, lo que dificulta el acceso a una vivienda digna. La diferencia principal está en la seguridad jurídica y la regulación del mercado.