En estos tiempos extraños que vivimos, algunos vemos con cierto asombro como las sociedades, del mundo en general y de España en particular, flirtean con desparpajo al asomarse al acantilado que lleva al terrible infierno del colectivismo, a la sumisión y a la dominación individual más absoluta que el ser humano haya conocido jamás.
¿Qué puede existir que sea un mayor sometimiento que el hecho de que otras personas, ajenas a uno mismo, decidan cuestiones tales como qué hacer, cómo hacerlo, cuándo hacerlo o por qué hacerlo? Ya respondo yo, nada. Absolutamente, nada. Si todas esas cuestiones las deciden otros por ti, tú como individuo eres el cero absoluto, solo una marioneta que se limita a actuar como otros quieren que lo hagas. Vamos, un esclavo que trabaja para pagar impuestos y que se entretiene, compra o viaja donde deciden los amos que lo hagas.
El colectivismo, que es a lo que aspira el mundo woke y que, lejos de lo que opinan la mayoría de las personas, en la actualidad nada tiene que ver con conceptos políticos de derecha o izquierda (como ya sabemos, políticos de ambos lados están encantados con ese oscuro mundo), no es más que la tiranía de unos pocos sobre la mayoría. Es decir, que un grupo de personas, más o menos “capaces”, decida por el resto qué es lo mejor para toda la manada. En este caso, la humanidad en su conjunto. La realidad es que a lo que se aspira, desde el mundo woke, es a trasladar la sociedad china al resto del planeta. Más concretamente, convertir a la humanidad en los hombres grises del libro Momo, de Michael Ende.
Por ello, la palabra woke, que hace referencia en inglés a despertar y que se le ha querido dar un significado respecto a la concienciación social, no es más que el sinónimo de la actual y terrible Cultura de la Cancelación.
Pero ¿qué significa realmente Woke?
En un principio, se usó en el ámbito afroamericano para alertar sobre los prejuicios y la discriminación racial que existía en aquel país. Pronto, el término se lo apropió la izquierda para aunar a las diferentes minorías que se sentían discriminadas (como es lógico, todas las minorías juntas crean una mayoría), personas LGTB, feministas, animalistas, inmigrantes y proinmigración, naturalistas, etc. Recordemos que todos estos grupos sociales, cuyas reclamaciones pueden ser más o menos legítimas y justas, hace tiempo que se unieron en asociaciones y con los años se han convertido en auténticos lobbies de poder, por lo que ya no se deberían considerar discriminadas de ninguna forma, más bien todo lo contrario. Es más, viven de las subvenciones de los estados y viven muy bien, por cierto, a costa de todos aquellos que pagamos impuestos.
Y ¿en qué consiste la Cultura de la Cancelación?
La cultura de la cancelación consiste en excluir o rechazar todo aquello que, según los lobbies de poder mencionados anteriormente, no se considera correcto. Si alguien te llama negacionista, ponte en guardia, vas a ser señalado y cancelado. Por ejemplo, si yo considero que la llegada masiva de inmigrantes a mi país, que es mi casa y no la de ellos, resulta peligrosa y que está arruinando nuestra seguridad social y, además, lo expongo en público, seré cancelado inmediatamente. O lo que es lo mismo, me criticarán, me señalarán y me perseguirán a fin de arrinconarme socialmente, incluso profesionalmente. Hasta tal punto es así, que, en determinados aspectos, el propio estado te puede multar o incluso enjuiciar, si la Ley de Memoria Histórica así lo considera oportuno. Tan solo por opinar de forma contraria a los que han escrito esa ley u otras. Como resulta evidente, esto no solo ocurre en España, pruebas de ello, por desgracia, hemos tenido de sobra en los últimos años y en muy diversos países de todo el orbe.
Como resulta evidente, si el mundo woke practica la cultura de la cancelación, lo woke no puede ser sinónimo de antidiscriminación, ya que es justo eso lo que hace, discriminar a todo aquel que no opine y actúe como ellos quieren.
En definitiva, lo woke es todo lo contrario a la libertad, de hecho, es esclavitud y sometimiento del individuo. Lo que comenzó con la aceptación de lo políticamente correcto, se transformó pronto en lo socialmente correcto y, al final, ha desembocado en un mundo que parece sentirse atraído hacia la esclavitud del terrorífico pensamiento único.
Sin embargo, hay esperanza. Las sociedades cambian y el ser humano se termina resistiendo, más tarde o temprano, a la humillación del sometimiento, al menos en occidente. Los jóvenes, con su rebeldía natural, empiezan a ver con desagrado como unos señores, que viven de los impuestos de sus padres o incluso de los que ellos mismos pagan, les dicen lo que tiene que hacer y pensar en todo momento, haciendo gala de una superioridad moral que, desde luego, es inexistente.
Y, es que, a las ovejas mientras las dejas pacer tranquilas en la pradera y les das seguridad, todo va bien, pero cuando las llevas al matadero, se revelan. Pues, asomarse al averno es una cosa, pero estar en él es otra muy distinta. Por ello, la libertad terminará derrotando a la esclavitud que pretende el monstruoso mundo woke; por ello el individualismo vencerá ante el sometimiento del colectivismo y; por ello, los políticos actuales terminarán desapareciendo para dejar paso a personas con verdadera vocación de servicio, con afán de libertad y con respeto al libre mercado, la propiedad privada y la justicia. Porque sin estos principios y valores, sin respetar algo tan básico como la libertad individual, el derecho y el respeto a la propiedad privada, la justicia, la igualdad jurídica y la limitación del poder, el ser humano, simplemente no es un ser humano, tan solo es ganado. Un miembro más de una manada que solo puede acabar sus días en el matadero.
Asomados al averno del mundo woke
Publicado el 05/10/2025
Autor: Luis Molina Aguirre
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Luis Molina Aguirre
Luis Molina (Madrid, 1974) es escritor y analista de software. Fue militar y escolta privado. Es autor de novelas, relatos y poesía, aborda la intriga, el terror, la fantasía y la historia con un estilo ágil y propio mezclando misterio, emoción y reflexión.
Luis es socio fundador de "Una mirada liberal"
Un artículo valiente y lúcido que invita a reflexionar sobre los peligros del colectivismo y la pérdida de la libertad individual. Su análisis del fenómeno woke y la cultura de la cancelación es claro y contundente, recordando la importancia de pensar por uno mismo y defender la libertad frente al pensamiento único. Un texto necesario en tiempos de confusión ideológica.